jueves, 10 de noviembre de 2011

Eficiencia escandinava



Veinte kilómetros separan la capital danesa de la principal ciudad del sur de Suecia, Malmö.Un inmenso puente, el de Oresund, salva la distancia interponiéndose de manera transversal a las aguas del Báltico.

Es la entrada a una tierra de ensueño, de espíritu norteño. Es la entrada a la península escandinava. Allí donde Montesquieu diría, con total acierto, que el severo invierno y el templado verano ha gestado una sociedad que se preocupa en todo momento por ser eficiente. Y es que el frío despierta las mentes. Si a eso le unimos baja densidad de población, una práctica totalidad de clase acomodada y la tradicional escasez de inmigración, damos con unos países nórdicos que las tienen todas consigo para brillar con luz propia. Esa luz que tanto les niega el sol.

Un ejemplo de su desarrollo racional y sostenible, fruto de la preocupación por el impacto de sus decisiones, es el propio puente de Oresund. Para cubrir la distancia total de unos veinte kilómetros que separan Copenhague de Malmö, se necesitaba un punto de apoyo en el camino, que bien pudo ser la isla de Saltholm “islote de la sal”. La inmensa mayoría de naciones habría procedido a actuar sin mayor dilación, pero todos sabemos la pasta de la que están hechos los suecos.



El uso de las energías renovables queda patente en esta foto. Aerogeneradores en mitad del mar Báltico.

Si el puente pasaba por el islote, afectaría de manera irreversible a las comunidades de aves, a la flora y, en definitiva, al conjunto de organismos. De modo que crearon la isla artificial de Peberholm “islote de la pimienta”, para expandir el puente y cubrir la distancia más allá del mismo, a partir de los ocho kilómetros. Dejaron intacto el ecosistema de Saltholm y además, lograron que surgiese vida adaptada en el de Peberholm. La tierra utilizada para su creación, poseía semillas, y algunas aves también habitan en el nuevo fragmento de tierra. No es lo mismo que acuda vida adaptada, a que se cercene la ya establecida en otro hábitat.

Son los suecos un pueblo experto en el menaje del hogar, al igual que los daneses, y ésto en cierto modo tiene que ver con la climatología y las horas de irradiancia lumínica. Desde tiempos atávicos, los pobladores de esta península han pasado sus vidas en el interior de cálidos y confortables hogares. De ahí que su arquitectura y diseño sean referente a nivel mundial.



Tres perspectivas del fantástico Turning Torso.

Malmö destaca en ese campo a golpe de vista. La silueta helicoidal del Turning Torso se eleva ciento noventa metros sobre el cielo de la ciudad, abrazándose a sí misma. Una estructura lateral saliente, parece formar las vértebras del particular “torso retorcido”.
No obstante, cabe destacar que el arquitecto que diseñó el rascacielos residencial, fue el español Santiago Calatrava. Si bien es cierto que el lugar indicado para llevar a cabo tan elegante concepto, sería uno de los países escandinavos. En armonía con su entorno, se erige simbólico, guardián de la ciudad.

Pero el encanto de Malmö no acaba aquí. La ciudad da cobijo a la mayor biblioteca de toda Suecia, una fenomenal obra del arquitecto danés Henning Larsen.



Y siguiendo nuestro periplo de halagos a la urbe, cabe destacar que ostenta el título de “ciudad sueca del arte”, albergando más de treinta museos y galerías. De entre ellos, destacan el Konsthall, museo de arte contemporáneo abierto en 1975, de diseño minimalista y fascinante, tanto como las obras que alberga en su interior, y el Malmö Museer.



Exposiciones en el Konsthall.

De éste último, decir que su finalidad es la de preservar la cultura de la región, por lo que el contenido de sus exposiciones es variado en grado sumo. Desde restos arqueológicos, a museo de historia natural, historia y tecnología, pasando por textiles, exposiciones de la industria local y un largo etcétera. Un hecho curioso, es que el castillo renacentista de Malmöhus, el más antiguo de este estilo en toda Escandinavia, forma ahora parte del museo.
Fue mandado construir por Eric de Pomerania, en 1434, cuando gobernaba sobre las actuales Noruega, Suecia y Dinamarca. Si bien el aspecto actual del mismo no se corresponde con el inicial, sino que se produjo tras una reforma hecha por el rey Christian III a mediados del s. XVI.

Debemos citar también el fenomenal castillo de Marsvinsholm, situado a pocos kilómetros, cerca de la localidad de Ystad.



Para finalizar nuestro recorrido por la ciudad más sureña del norte de Europa, conviene obtener una visión holistica, esto es, en conjunto, de la atmósfera que emana. Una ciudad verde, preocupada por el medio ambiente, con barrios enteros que se sustentan de energías renovables y con un dinamismo que le permite reinventarse y reutilizar espacios, o bien saber integrarlos con el entorno sin agredir al mismo. Os dejamos con un ejemplo de la excelente arquitectura residencial, sello tanto de la ciudad como del país, no sin antes recordar que uno de los objetivos iniciales del blog, es tomar los aspectos positivos de cada cultura.



Arriba a la izquierda, el hospital de Malmö. Las otras fotos muestran el diseño minimalista en el que se ha enfocado el urbanismo de la ciudad.

De Suecia debemos tomar esa madurez en la que concilian en armonía la evolución del bienestar humano con la del entorno, y de la que tanto le queda a buena parte del mundo por aprender. Nos despedimos de este enclave de madurez, sobriedad y elegancia bañado por el Báltico. Hasta la próxima.
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Información adicional:

Web de turismo de la ciudad.

Web oficial del Malmö Museer.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hermanos



La mirada de este gorila se nos clava. De pronto, notamos una especie de calidez en el esófago. Nos relaja saber que hay más como nosotros, perdidos en la inmensidad del espacio, en un planeta algo singular.

El simio nos mira, le devolvemos la mirada, y nos damos cuenta de que no somos tan diferentes. En algún lugar de esos brillantes ojos, se refleja el alto porcentaje de ADN que compartimos ambas especies. Nuestros hermanos poseen una relación más intensa, directa e inteligente con la naturaleza que les rodea, sin apenas causarle impacto. Somos nosotros quienes les hemos puesto en jaque, con la caza furtiva descontrolada, y ahora se encuentran al borde de la extinción.

Los gorilas son una de las especies de grandes mamíferos más escasas del planeta. Esta subespecie, el gorila de montaña, habita en los montes Virunga, en el corazón de Ruanda, y en la selva de Bwindi, en Uganda. Es la más amenazada de todas, quedando apenas setecientos ejemplares, que se recluyen en las laderas y entre los montes de naturaleza volcánica, donde la vegetación es muy espesa y las brumas hacen acto de presencia durante toda la jornada. Este lapso de tiempo, lo suelen pasar buscando comida, puesto que sustentar cuerpos de más de doscientos kilos con vegetación requiere mucha cantidad de la misma.

La estructura social de los grupos está bien definida; hembras con sus crías y un macho dominante, "espalda plateada", que puede ser acompañado por un reducido número de machos, o ser el único. Los gorilas son muy sociables y se protegen entre sí, no obstante, si un espalda plateada llega a un nuevo grupo, suele matar a las crías para asegurarse de que son sus descendientes los que persistan en la próxima generación. Esta estrategia puede parecernos cruel, pero es sorprendentemente común en el reino animal.



Los montes Virunga, como todos los terrenos volcánicos, son muy fértiles. Esto crea un conflicto, puesto que los agricultores de la zona ganan terreno a los territorios vírgenes.

La población de esta especie se ha visto mermada por numerosos factores; la caza furtiva, puesto que son muy apreciados como trofeos y sus miembros son requeridos en colecciones; las trampas para otros animales, que aún así muchos gorilas tienen la pericia de desmontar; la pérdida de hábitat debido a la intrusión de los lugareños para ganar terrenos de cultivo, y las enfermedades que les transmitimos los humanos al ser tan parecidos genéticamente.

Es digno de señalar que Ruanda es un país, como muchos otros del corazón de África, que se ha visto inmerso en guerras continuamente, y en el que se produjo un brutal genocidio en el año 1994. 

Los tutsis son una minoría étnica que en el pasado destronó a los dirigentes de la etnia hutu, y tras la colonización belga en el siglo XIX, gozaron de numerosos privilegios que hicieron distanciarse a los dos grupos. Esos antecedentes tuvieron como colofón una matanza que acabó con la vida de entre quinientas mil y un millón de personas de etnia tutsi, quedando estos al borde de la desaparición al rebelarse los hutu.

Fue un genocidio pensado minuciosamente, que tan solo necesitaba una excusa para perpetrarse. Ésta llegó cuando el avión en el que viajaba el presidente Juvenal Habyarimana, de etnia hutu, el 6 de abril de 1994, fue derribado. A partir de entonces se sucedieron más de tres meses de matanzas continuadas sobre los tutsis, que en ningún momento recibieron una condena internacional justa y uniforme.



Este caso es solo un ejemplo de la inestabilidad política que asola la región, y si a eso le unimos la falta de preocupación medioambiental del continente negro, puesto que desean desarrollarse a toda costa antes como ya lo ha hecho Occidente, nos encontramos ante un ambiente hostil para la biodiversidad de los montes Virunga.

No obstante, debemos hacer lo posible por preservar este lugar, este resquicio selvático de incalculable valor. Las visitas a las poblaciones de gorilas de montaña, bien llevadas, cuidando de que ningún turista porte enfermedad alguna y con un impacto directo mínimo, sirven para que comprendamos la importancia de esta región.

Nos despedimos de los montes Virunga, alejándonos de la mirada de los gorilas, de esos ojos brillantes cargados de esperanza que confían en que aprendamos algo de quienes los poseen. De que aprendamos a desarrollarnos de manera sostenible, y dejemos a un lado esos conflictos raciales que tanto daño hacen. ¿Por qué establecer diferencias, si todos estamos perdidos en un planeta especial, en la inmensidad del espacio?

...Hutus, tutsis, caucásicos y gorilas.



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Información adicional

Hotel Rwanda, 2004. Dirigida por Terry George.
Película que trata sobre el genocidio acontecido en el país.

Página oficial del Parque Nacional Virunga

lunes, 3 de octubre de 2011

Último estertor


Muchos desean ser recordados tras la muerte, permanecer vivos en la memoria de los demás. No obstante, hay lugares que trascienden este deseo, y no solo están presentes en la mente, sino que también ocupan un sitio físico en el mundo, mucho después de que quienes los levantasen ya no estén.

Es el caso de un complejo de templos emplazado en el noroeste de Camboya, antigua Kampuchea. Su grandiosidad sigue pudiendo ser percibida por los sentidos. Tal es, aún hoy día, el esplendor y la grandeza de Angkor Wat, que cuesta imaginar su magnificencia en tiempos pretéritos, en que era capital del Imperio Khmer.

Reflejada por las aguas del lago que yace a sus pies, única vía de acceso desde la ciudad de Siem Riep, su fachada principal cobra un doble protagonismo. Gobierna la tierra y el agua.


Los primeros trazos del Imperio Khmer surgieron en estas tierras con manifestaciones artísticas y arquitectónicas que se remontan al siglo I. No fue hasta el VIII que logró su apogeo, liderado por Javayarman II, quien comenzó a levantar los primeros templos. Suryavarman II, en el siglo XII, ordenó la construcción del templo principal. Poco a poco se fue gestando el complejo, que hoy día es el mayor del mundo en el ámbito de la religión hinduista. Más tarde, los jemeres pasarían al budismo, y por último, volverían a sus comienzos en términos de creencia. La decadencia de la zona de Angkor, que sobrevino tras repetidos ataques por parte del Imperio de Siam, tuvo como resultado el abandono del complejo de templos y la ciudad en el siglo XV.


Angkor fue un hito para su época. En el cénit del Imperio, fue la mayor ciudad del mundo. Suryavarman II creó Angkor Thom; "Angkor" ciudad, "Thom" pagoda, que es el templo de dimensiones más colosales. En su zona abierta a modo de patio interior se encuentra el Bayon, custodiado por doscientos dieciséis rostros de Buda esculpidos en la roca.

La escultura fue mejorándose y llegó a un nivel sobrecogedor en Banteay Srei, templo con una exquisita decoración que está siendo engullido por la jungla lentamente, y en algunos dinteles de pórticos del anteriormente citado Angkor Tom.



Las cifras y dimensiones del complejo son abrumadoras, cubriendo una extensión de más de doscientos kilómetros cuadrados, pero hay estudios que revelan la presencia o el vestigio de construcciones angkorianas en una superficie de tres mil kilómetros cuadrados. (Ver información adicional). Solo el templo principal posee doscientas hectáreas de superficie.

El prodigio arquitectónico de la civilización Khmer queda patente en Angkor. El hombre, en gesto humilde, levantó un área de culto tan inmensa que le hizo sentir ridículo, insignificante ante la magnitud de la obra. Por todas partes se suceden templos, murallas y pagodas que harán las delicias del visitante, quien quedará fascinado por la grandiosidad.


Arriba a la izquierda: templo principal de Angkor Wat. Abajo a la izquierda:  un monje se asoma por uno de los pórticos de Bayon. Derecha: exquisito relieve en Banteay Srei

No obstante, el abandono del lugar desde el siglo XV le acarreó un notable deterioro, que desde hace unos años se ha tratado de solventar, impidiendo que la naturaleza acabase por establecer una simbiosis total que censurase la creación a los ojos del hombre.

La visita al complejo puede realizarse en un día, en tres, o en siete, lo que da idea nuevamente de hasta qué punto podemos perdernos en sus recintos. Mientras que un día es un periodo de tiempo muy insuficiente, siete pueden acabar por saturar de belleza al arqueólogo más consagrado.

Lo mejor es dejarse llevar por la manera en que impacta este microcosmos en las retinas, con esa luz tan singular que lo permea, y recordar los gloriosos tiempos en que los jemeres gobernaban Angkor Wat, un conjunto de joyas arquitectónicas y escultóricas escondido en una recóndita jungla, que sigue asombrándo a la humanidad como el primer día, pese a conservarse, tan solo, unas pinceladas de lo que llegó a ser.


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Información adicional

Estudio sobre la expansión de la ciudad de Angkor.

El estegosaurio de Angkor, un OOPART (Out of place artifact) o "artefacto fuera de lugar". ¿Cómo es posible que se tallase en Angkor Wat un animal tan semejante a ese dinosaurio del período Jurásico, en un relieve en el que ilustraban animales típicos de la zona?
http://cellar.org/2006/angkorwatstegosaurus2.jpg

jueves, 29 de septiembre de 2011

Verdor ubicuo


Viajemos un poco al sureste de Seattle. Alejándonos del bullicio de la capital del grunge, donde surgieron Boeing y Starbucks, y de su archifamosa Space Needle, la torre con restaurante giratorio tantas veces filmada, aparece un paraíso natural.

Hay una atracción en el estado de Washington que ensombrece a la anteriormente citada torre. Y es el imponente monte Rainier, que junto con sus alrededores, conforma el Parque Nacional Monte Rainier. El majestuoso cono volcánico, se eleva 4.392 metros en una zona que posee el récord mundial de innivación, esto es, depósito de nieve. Hubo un año en el que se registraron casi treinta metros de espesor en ciertas áreas. Es, además, la zona con más glaciares de los Estados Unidos, manteniendo ciertas regiones de Alaska al margen, contando más de veintiséis.


La vegetación capta la atención de quien visite el estado de Washington. Gracias a su clima con influencia oceánica, a las corrientes del Pacífico que suavizan las temperaturas, y a los frentes borrascosos que condensan y precipitan en las montañas, surgen bosques espectaculares. Las coníferas y los helechos predominan. Las primeras, son gigantes que custodian al resto de plantas; los segundos, frondosos, tanto que nos recuerdan al periodo Jurásico. Así como la flora puede alcanzar tamaños inmensos, la fauna no se queda atrás. Bisontes y alces son dos de los grandes ejemplares que podemos encontrar.

Cerca del Parque Nacional Monte Rainier, 45 km al sureste, podemos encontrar la cascada Snoqualmie.


Este paisaje se mantiene a lo largo de la costa en la zona fronteriza con Canadá. Es en la esquina noreste de los EE.UU., donde nos encontramos con Cape Dissapointment, “cabo decepción”. Ver como las olas se estrellan contra las rocas bajo su faro es todo un espectáculo, a medio camino entre bucólico y romántico en su vertiente salvaje.


Y siguiendo hacia el norte, una vez traspasada la barrera entre los dos gigantes americanos, llegamos a Vancouver. La preciosa ciudad, cuya calidad de vida figura como la mayor de entre todas las urbes del mundo, se ve salpicada y rodeada de naturaleza virgen. 

Es el caso de Capilano, en el extremo norte, donde las coníferas
le ganan terreno a los edificios.La belleza paisajística de este lugar es difícil de asimilar. Mientras recorremos el denso bosque, respirando una perfumada mezcla de aire puro y olor a tierra mojada, de pronto advertimos un abismo bajo nuestros pies. Estamos en el puente suspendido de Capilano, que nos permite viajar a la altura de las copas de los árboles .


Quienes pasean por los corredores en altura del bosque, poseen magníficas vistas del mismo al pasar por el puente de Capilano, sobre el río homónimo.

Espero que el recorrido, dividido por varias regiones de la costa del Pacífico de Norteamérica, haya sido de vuestro agrado. Huelga decir que el valor natural de la región es incalculable, suponiendo todo un pulmón a las ciudades de Seattle y Vancouver. La población autóctona lo sabe, y por ello han logrado sacarle provecho de la manera más sostenible, utilizando criterios turísticos poco agresivos, interactivos, y que quienes los disfruten guardarán a buen recaudo en sus retinas.

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Información adicional:

Vídeo en el que se recorre el puente. El sonido del rumor del agua y las vistas no tienen precio.

Galería de fotos del Parque Nacional Mount Rainier.
http://www.nps.gov/mora/photosmultimedia/Around-the-Park.htm
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PARTICIPA
¿Qué opinas de los bosques de la costa del Pacífico? ¿Te gustan las fotos? ¿Crees que se hace un buen turismo en la región? No dudes en comentar tus opiniones, sugerencias, y/o peticiones.

martes, 27 de septiembre de 2011

Caldera de la diversidad


Emplazado en el norte de Tanzania, Ngorongoro es un cráter de colosales dimensiones que cobija una nutrida selección de la fauna de grandes mamíferos. No lejos de él, se yergue la imponente mole del Kilimanjaro.


La extensa planicie de sabana que tapiza esta región, se eleva seiscientos metros. Su interior se hunde, dando lugar a una depresión de unos veinte kilómetros de diámetro.


La naturaleza de la formación es volcánica, siendo una enorme caldera extinta que se formó debido a los movimientos tectónicos del Rift Valley. No olvidemos que el cuerno de África se está separando del resto del continente, y la fractura pasa por esta zona.


En su interior habitan unos veinticinco mil animales, entre los que se encuentran rinocerontes negros, gacelas, cebras, elefantes, hipopótamos y búfalos. En cuanto a grandes carnívoros, posee la densidad más alta conocida para leones, unos sesenta, que ya son muchos dado el inmenso territorio que requiere cada grupo para cazar.


La única manera de acceder al cráter es desde la ciudad de Arusha, en la que se planifican los famosos safaris fotográficos al área de conservación de Ngorongoro. La oferta es suculenta, puesto que también es posible contactar con tribus de masáis pastores en la región.



Maneras en que se ha aprovechado el valor paisajístico del cráter de Ngorongoro. A la izquierda, una comida en el Lodge de lujo, con unas vistas sobrecogedoras. A la derecha, uno de los paradores "Ngorongoro Serena Safari Lodge", en simbiosis con el entorno.


Si bien puede parecer un enclave más de la típica sabana, tan manida en documentales, es precisamente su condición de accidente geográfico lo que hace a Ngorongoro espectacular. Un mundo perdido, aislado de su entorno por las altas paredes que circundan al cráter.


Y si todo ésto os parece poco, debéis saber que en las inmediaciones se encuentra la garganta de Olduvai, la famosa "cuna de la humanidad". Es aquí donde se encuentran los restos más antiguos de homínidos, que hace varios millones de años lograron expandirse hacia el resto de África y a los demás continentes.


Los mismos homínidos que una vez vivieron en armonía con la naturaleza, ahora se afanan en un progreso desmedido y sin miramientos. Es aquí mismo, en la reserva del Serengeti, donde el gobierno tanzano ha proyectado la construcción de una carretera que siega el parque prácticamente por la mitad. Las consecuencias de semejante atrocidad no pueden ser calculadas en su totalidad, dado el delicado equilibrio del ecosistema así como las incontables variantes que lo modelan.



Por ejemplo, si la carretera supone un bloqueo de la migración de ñús y cebras, éstos no pastarán en las tierras que hay al otro lado, la vegetación crecerá en exceso y será más vulnerable a los incendios naturales, que pueden dejar el terreno baldío durante mucho tiempo.


No obstante, Ngorongoro, con su particular enclaustramiento, parece inalcanzable a la mano transformadora del hombre. Los edificios turísticos respetan su esencia, saben que es magnética. Aquí abajo la naturaleza aún encuentra su delicado equilibrio y posee la capacidad de fascinar al ojo del hombre, aquél que un día partió de su hogar en pos de una expansión casi vírica.


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Información adicional:


Web del Ngorongoro Serena Safari Lodge, con galería de fotos, entre otras cosas:

http://www.serenahotels.com/serenangorongoro/default-en.html


Documental sobre la caldera de Ngorongoro, National Geographic:

http://www.megavideo.com/?v=H18C3HUO


jueves, 14 de abril de 2011

Aotearoa



Seguramente todos retengáis en la memoria esa escena, en los comienzos de los partidos de rugby, cuando el equipo neozelandés comienza el ritual de la haka, para amedrentar a su rival.


Esa danza tribal tan fastuosa y llena de energía, en la que la gesticulación y los sonidos son fundamentales, acaba por hipnotizar a quien la presencia, transportándole a otra dimensión.


Es el poder de magnetismo del pueblo maorí, que sigue presente hoy día en el archipiélago de Nueva Zelanda, a unos dos mil kilómetros de Australia. Esta tierra recibió al pueblo polinesio en último lugar, tras haber recorrido casi todas las islas del océano Pacífico. Fue aquí, en estas tierras templadas, algo apartadas del resto de ínsulas situadas en latitudes más tropicales, donde los maoríes diversificaron su cultura dadas las condiciones que encontraron.


Nueva Zelanda, si bien posee una extensión discreta, se extiende entre latitudes bastante distantes, es una nación alargada. Ésto le confiere un clima subtropical en su extremo norte, y templado en el sur, albergando incluso clima de montaña alpino en las cordilleras de la isla homónima.


Los maoríes se ubicaron principalmente en el extremo norte, y hoy día es en la isla Norte donde se encuentra la mayoría. Es en esta zona donde encontramos Auckland, la mayor y más moderna ciudad del país, famosa por su "skyline" y por ser la ciudad con mayor número de embarcaciones por habitante del mundo. De hecho, hay más veleros que habitantes en esta ciudad. Es además, uno de los lugares con mayor calidad de vida del mundo según diversos estudios y es la capital maorí, orgullosa de sus raíces, que poco o nada tienen que ver con el frenesí y modernismo actual.




Centrándonos en el pueblo maorí, es importante coocer que su importancia e influencia ha sufrido altibajos a lo largo del tiempo. Si bien se extendieron bien al principio, con la llegada de los colonos europeos, y el desembarco del capitán inglés James Cook en el año 1769, su cultura fue relegada a un segundo plano. De modo análogo a los aborígenes australianos, sufrieron el embite de los valores occidentales.




Cook buscaba incasable la tierra prometida de los mares del sur, la "Terra Australis" y siete siglos después del primer asentamiento polinesio -maorí- en Nueva Zelanda, llegó para nutrir al ya atiborrado Imperio Británico con una colonia más.


Desde entonces, la cultura maorí ha sido ensombrecida, hasta tiempos recientes. No es hasta la segunda mitad del siglo XX cuando Nueva Zelanda y su gobierno se preocupan de mantener vivas las raíces que diferencian esta singular región. Lejos de ser vistos como salvajes, se ha querido rescatar su conocimiento, su lengua, que en las nuevas generaciones está en alza junto con el inglés, y su tradición. Incluso muchos asentamientos del norte del país siguen de nuevo los patrones establecidos por los maoríes que colonizaron el lugar.


Y no podemos ignorar el impacto que tiene en la sociedad occidental su gusto por el decorado corporal. Para la cultura maorí, los tatuajes son una manera más de comunicarse con el entorno y con la esencia del hombre y representan su seña de identidad. Cada traza está cargada de significado.


La prueba más universal, nos remite al comienzo del artículo; la "haka" el ritual de confrontación, es ya popular en el mundo entero gracias al mejor equipo de rugby, los All Blacks neozelandeses.


Todo un ejemplo de como preservar el folklore de manera eficiente y sin olvidar que nos encontramos en un mundo cada vez más globalizado. Es algo que debemos asumir, pero no por ello debemos sacrificar la diversidad cultural que tan mágico y entrañable hace a este mundo.



Un pueblo vigoroso, guerrillero, valiente, explorador, carismático. El pueblo maorí, no merece caer en las garras del olvido, y su tierra, Aotearoa, despierta de la ensoñación para devolverles la importancia que poseían en el pasado.

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Información adicional:


La creación del mundo según la narración maorí tradicional, acompañada de una sublime fotografía.

http://www.ignacioizquierdo.com/blog/2010/05/dia-346-el-origen-de-la-creacion/


La 'haka' de los All Blacks. Una abrumadora demostración de energía y virilidad.

http://www.youtube.com/watch?v=LMF_Be0JZB0

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