jueves, 6 de octubre de 2011

Hermanos



La mirada de este gorila se nos clava. De pronto, notamos una especie de calidez en el esófago. Nos relaja saber que hay más como nosotros, perdidos en la inmensidad del espacio, en un planeta algo singular.

El simio nos mira, le devolvemos la mirada, y nos damos cuenta de que no somos tan diferentes. En algún lugar de esos brillantes ojos, se refleja el alto porcentaje de ADN que compartimos ambas especies. Nuestros hermanos poseen una relación más intensa, directa e inteligente con la naturaleza que les rodea, sin apenas causarle impacto. Somos nosotros quienes les hemos puesto en jaque, con la caza furtiva descontrolada, y ahora se encuentran al borde de la extinción.

Los gorilas son una de las especies de grandes mamíferos más escasas del planeta. Esta subespecie, el gorila de montaña, habita en los montes Virunga, en el corazón de Ruanda, y en la selva de Bwindi, en Uganda. Es la más amenazada de todas, quedando apenas setecientos ejemplares, que se recluyen en las laderas y entre los montes de naturaleza volcánica, donde la vegetación es muy espesa y las brumas hacen acto de presencia durante toda la jornada. Este lapso de tiempo, lo suelen pasar buscando comida, puesto que sustentar cuerpos de más de doscientos kilos con vegetación requiere mucha cantidad de la misma.

La estructura social de los grupos está bien definida; hembras con sus crías y un macho dominante, "espalda plateada", que puede ser acompañado por un reducido número de machos, o ser el único. Los gorilas son muy sociables y se protegen entre sí, no obstante, si un espalda plateada llega a un nuevo grupo, suele matar a las crías para asegurarse de que son sus descendientes los que persistan en la próxima generación. Esta estrategia puede parecernos cruel, pero es sorprendentemente común en el reino animal.



Los montes Virunga, como todos los terrenos volcánicos, son muy fértiles. Esto crea un conflicto, puesto que los agricultores de la zona ganan terreno a los territorios vírgenes.

La población de esta especie se ha visto mermada por numerosos factores; la caza furtiva, puesto que son muy apreciados como trofeos y sus miembros son requeridos en colecciones; las trampas para otros animales, que aún así muchos gorilas tienen la pericia de desmontar; la pérdida de hábitat debido a la intrusión de los lugareños para ganar terrenos de cultivo, y las enfermedades que les transmitimos los humanos al ser tan parecidos genéticamente.

Es digno de señalar que Ruanda es un país, como muchos otros del corazón de África, que se ha visto inmerso en guerras continuamente, y en el que se produjo un brutal genocidio en el año 1994. 

Los tutsis son una minoría étnica que en el pasado destronó a los dirigentes de la etnia hutu, y tras la colonización belga en el siglo XIX, gozaron de numerosos privilegios que hicieron distanciarse a los dos grupos. Esos antecedentes tuvieron como colofón una matanza que acabó con la vida de entre quinientas mil y un millón de personas de etnia tutsi, quedando estos al borde de la desaparición al rebelarse los hutu.

Fue un genocidio pensado minuciosamente, que tan solo necesitaba una excusa para perpetrarse. Ésta llegó cuando el avión en el que viajaba el presidente Juvenal Habyarimana, de etnia hutu, el 6 de abril de 1994, fue derribado. A partir de entonces se sucedieron más de tres meses de matanzas continuadas sobre los tutsis, que en ningún momento recibieron una condena internacional justa y uniforme.



Este caso es solo un ejemplo de la inestabilidad política que asola la región, y si a eso le unimos la falta de preocupación medioambiental del continente negro, puesto que desean desarrollarse a toda costa antes como ya lo ha hecho Occidente, nos encontramos ante un ambiente hostil para la biodiversidad de los montes Virunga.

No obstante, debemos hacer lo posible por preservar este lugar, este resquicio selvático de incalculable valor. Las visitas a las poblaciones de gorilas de montaña, bien llevadas, cuidando de que ningún turista porte enfermedad alguna y con un impacto directo mínimo, sirven para que comprendamos la importancia de esta región.

Nos despedimos de los montes Virunga, alejándonos de la mirada de los gorilas, de esos ojos brillantes cargados de esperanza que confían en que aprendamos algo de quienes los poseen. De que aprendamos a desarrollarnos de manera sostenible, y dejemos a un lado esos conflictos raciales que tanto daño hacen. ¿Por qué establecer diferencias, si todos estamos perdidos en un planeta especial, en la inmensidad del espacio?

...Hutus, tutsis, caucásicos y gorilas.



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Información adicional

Hotel Rwanda, 2004. Dirigida por Terry George.
Película que trata sobre el genocidio acontecido en el país.

Página oficial del Parque Nacional Virunga

lunes, 3 de octubre de 2011

Último estertor


Muchos desean ser recordados tras la muerte, permanecer vivos en la memoria de los demás. No obstante, hay lugares que trascienden este deseo, y no solo están presentes en la mente, sino que también ocupan un sitio físico en el mundo, mucho después de que quienes los levantasen ya no estén.

Es el caso de un complejo de templos emplazado en el noroeste de Camboya, antigua Kampuchea. Su grandiosidad sigue pudiendo ser percibida por los sentidos. Tal es, aún hoy día, el esplendor y la grandeza de Angkor Wat, que cuesta imaginar su magnificencia en tiempos pretéritos, en que era capital del Imperio Khmer.

Reflejada por las aguas del lago que yace a sus pies, única vía de acceso desde la ciudad de Siem Riep, su fachada principal cobra un doble protagonismo. Gobierna la tierra y el agua.


Los primeros trazos del Imperio Khmer surgieron en estas tierras con manifestaciones artísticas y arquitectónicas que se remontan al siglo I. No fue hasta el VIII que logró su apogeo, liderado por Javayarman II, quien comenzó a levantar los primeros templos. Suryavarman II, en el siglo XII, ordenó la construcción del templo principal. Poco a poco se fue gestando el complejo, que hoy día es el mayor del mundo en el ámbito de la religión hinduista. Más tarde, los jemeres pasarían al budismo, y por último, volverían a sus comienzos en términos de creencia. La decadencia de la zona de Angkor, que sobrevino tras repetidos ataques por parte del Imperio de Siam, tuvo como resultado el abandono del complejo de templos y la ciudad en el siglo XV.


Angkor fue un hito para su época. En el cénit del Imperio, fue la mayor ciudad del mundo. Suryavarman II creó Angkor Thom; "Angkor" ciudad, "Thom" pagoda, que es el templo de dimensiones más colosales. En su zona abierta a modo de patio interior se encuentra el Bayon, custodiado por doscientos dieciséis rostros de Buda esculpidos en la roca.

La escultura fue mejorándose y llegó a un nivel sobrecogedor en Banteay Srei, templo con una exquisita decoración que está siendo engullido por la jungla lentamente, y en algunos dinteles de pórticos del anteriormente citado Angkor Tom.



Las cifras y dimensiones del complejo son abrumadoras, cubriendo una extensión de más de doscientos kilómetros cuadrados, pero hay estudios que revelan la presencia o el vestigio de construcciones angkorianas en una superficie de tres mil kilómetros cuadrados. (Ver información adicional). Solo el templo principal posee doscientas hectáreas de superficie.

El prodigio arquitectónico de la civilización Khmer queda patente en Angkor. El hombre, en gesto humilde, levantó un área de culto tan inmensa que le hizo sentir ridículo, insignificante ante la magnitud de la obra. Por todas partes se suceden templos, murallas y pagodas que harán las delicias del visitante, quien quedará fascinado por la grandiosidad.


Arriba a la izquierda: templo principal de Angkor Wat. Abajo a la izquierda:  un monje se asoma por uno de los pórticos de Bayon. Derecha: exquisito relieve en Banteay Srei

No obstante, el abandono del lugar desde el siglo XV le acarreó un notable deterioro, que desde hace unos años se ha tratado de solventar, impidiendo que la naturaleza acabase por establecer una simbiosis total que censurase la creación a los ojos del hombre.

La visita al complejo puede realizarse en un día, en tres, o en siete, lo que da idea nuevamente de hasta qué punto podemos perdernos en sus recintos. Mientras que un día es un periodo de tiempo muy insuficiente, siete pueden acabar por saturar de belleza al arqueólogo más consagrado.

Lo mejor es dejarse llevar por la manera en que impacta este microcosmos en las retinas, con esa luz tan singular que lo permea, y recordar los gloriosos tiempos en que los jemeres gobernaban Angkor Wat, un conjunto de joyas arquitectónicas y escultóricas escondido en una recóndita jungla, que sigue asombrándo a la humanidad como el primer día, pese a conservarse, tan solo, unas pinceladas de lo que llegó a ser.


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Información adicional

Estudio sobre la expansión de la ciudad de Angkor.

El estegosaurio de Angkor, un OOPART (Out of place artifact) o "artefacto fuera de lugar". ¿Cómo es posible que se tallase en Angkor Wat un animal tan semejante a ese dinosaurio del período Jurásico, en un relieve en el que ilustraban animales típicos de la zona?
http://cellar.org/2006/angkorwatstegosaurus2.jpg

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