En la
zona central de China, recibiendo ya la influencia subtropical, se ubica
la provincia de Hunan, una de las que presenta la naturaleza más
salvaje de todo el país. Y teniendo en cuenta lo vasto del territorio
chino, con una extensión cercana a la de todo el continente europeo, no
podemos más que esperar maravillas.
Desde
el suelo, más de tres mil pilares de cuarcita y arenisca se elevan
cientos de metros sobre el ya de por sí escarpado paisaje en Wulingyuan.
Si bien la mitad Este de China está superpoblada -a falta de un
adjetivo aún más enfático-, la desafiante orografía de Hunan restringe
la proliferación de asentamientos humanos. Es aquí donde se eriza el
vello de la Tierra, como si la corteza quisiera hermanarse con los
límpidos cielos.
Wulingyan ha sido declarado Región de interés panorámico e histórico por la UNESCO.
Aquí podemos encontrar algunos animales sorprendentes, como el mayor anfibio del planeta, la salamandra gigante china.
Estas salamandras pueden llegar a medir 180 centímetros de longitud.
Entre las maravillas que la erosión ha dejado, podemos hablar de dos puentes naturales; el Xianrenqias o puente de los inmortales, y el Tianqiashengkong o puente a través del cielo, considerado como el más alto del mundo, con un abismo de 357 metros hasta el suelo.
Si dejamos atrás lo que la naturaleza da de sí, nos topamos tarde o temprano con la mano del hombre. La civilización china ha regado cuidadosamente las tierras de Hunan de pueblos con una estética maravillosa, que siguen sabiendo preservar su esencia oriental incluso en los tiempos que corren, en los que el masivo éxodo rural de la población nutre la periferia de la ciudad menos pintada de un océano de bloques de pisos prefabricados.
Uno de ellos es el pueblo del fénix, también llamado Fenghuang. En la mitología china, el fenghuang es el equivalente al ave que resurgía de sus cenizas. La leyenda cuenta que dos de esos animales la sobrevolaron y, fascinados por su belleza, decidieron quedarse.
La arquitectura predominante se remonta a los estilos de las dinastías Ming y Qing. Gran parte de la población pertenece a la etnia Miao, compuesta en su totalidad por unos ocho millones de personas. Las mujeres miao se engalanan con coloridos trajes de bellos patrones y joyería de plata, a veces extremadamente barroca, en forma de colgantes y gigantescas coronas que les atribuyen un toque de misticismo y poder.
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En esta página -en inglés-, podéis ampliar información sobre la etnia Miao, sus costumbres, religión, etc. Se incluye un vídeo.